La gran mayoría de nosotros hemos escuchado o leído el término “Inteligencia Artificial” e incluso lo reconocemos a través de sus siglas: “IA”. Pero, ¿Qué es la IA?, y ¿Qué tan inteligente es?
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, por sus siglas OCDE, de la cual México es miembro, ha definido a la IA de la siguiente manera:
“Es un sistema basado en máquina que puede, para un conjunto dado de objetivos definidos por el ser humano, hacer predicciones, recomendaciones o decisiones que influyen en entornos reales o virtuales. Los sistemas de IA están diseñados para operar con diferentes niveles de autonomía.”
Por su lado, el Parlamento Europeo se ha pronunciado sobre el tema y ha dicho lo siguiente:
“La Inteligencia Artificial (IA) es un término utilizado para describir máquinas que realizan funciones cognitivas similares a los procesos humanos como el aprendizaje, la comprensión, el razonamiento y la interacción. Puede tomar muchas formas, incluyendo infraestructura técnica (es decir, algoritmos), una parte de un proceso (de producción) o un producto de un usuario final.”
Cabe señalar que las anteriores definiciones son de reciente pronunciación, sin embargo, ya desde hace unos años, personas inmersas en el ámbito, se pronunciaban sobre la IA, como por ejemplo Renato Gómez Herrera en 1999 para “¿Cómo ves?” revista de divulgación de la ciencia de la Universidad Autónoma de México, donde estableció un concepto bastante completo a pesar de la lejana fecha de publicación:
“La inteligencia artificial (IA) puede definirse como el medio por el cual las computadoras, los robots y otros dispositivos realizan tareas que normalmente requieren de la inteligencia humana. Por ejemplo, la resolución de cierto tipo de problemas, la capacidad de discriminar entre distintos objetos o el responder a órdenes verbales. La IA agrupa un conjunto de técnicas que, mediante circuitos electrónicos y programas avanzados de computadora, busca imitar procedimientos similares a los procesos inductivos y deductivos del cerebro humano. Se basa en la investigación de las redes neuronales humanas y, a partir de ahí, busca copiar electrónicamente el funcionamiento del cerebro.”
Con todas las definiciones anteriormente expuestas, creo, podemos ubicar qué cosas en nuestro entorno funcionan gracias a un sistema de Inteligencia Artificial. ¿Un teléfono inteligente? Sí, es inteligente y no es un ser humano, ¿Una pantalla inteligente? Sí, es inteligente y no es un ser humano.
Como podemos percibir, ya casi todos los dispositivos electrónicos ocupan la palabra “inteligente”, o en su defecto la palabra anglosajona “Smart”, SmartTV, SmartPhone, etc. Viéndolo desde esta perspectiva es fácil reconocer dicho sistema dentro de nuestras pertenencias.
No obstante lo anterior, no solo existen cosas dentro del comercio que funcionan con IA, como relojes inteligentes, el internet, la nube o los videojuegos, sino que también existen cosas fuera del comercio, que pueden resultar dañinas para la sociedad.
No cabe duda que todo en exceso es malo. La IA nos ha facilitado a los seres humanos un sinfín de actividades, pero la misma tecnología nos puede arrebatar todo en un abrir y cerrar de ojos.
Es por lo anterior que ahora nos preguntamos en 2020, ¿Qué tan inteligente es la Inteligencia Artificial?, ¿Se parece a la del ser humano?, ¿Es igual a la del ser humano?, ¿Es mayor a la del ser humano?, o, si no es mayor, ¿Puede serlo?
Temo que no solo existe una respuesta, ya existen varias. Por mi parte responderé a dichos cuestionamientos con los acontecimientos suscitados durante un evento llevado a cabo en 2016 titulado “AlphaGo vs. Lee Sedol”. Por cierto, historia verídica y documentada para su mayor consulta.
AlphaGo vs. Lee Sedol fue un encuentro a cinco partidas de Go (Juego de tablero de estrategia para dos personas originario de China, creado hace más de 2500 años), el cual, tuvo verificativo del 9 al 15 de marzo del año 2016 entre Lee Sedol, jugador surcoreano profesional del juego Go, y AlphaGo, programa de ordenador de Go con Inteligencia Artificial desarrollado por Google DeepMind. Dicho evento se resolvió con victoria de AlphaGo por 4-1.
Lo increíblemente relevante de este acontecimiento, es que en la segunda partida, la máquina (AlphaGo) hizo un movimiento que ningún humano pensaría hacer: el famoso "Move 37" o “Movimiento 37”, el cual fue inimaginable en los más de dos mil quinientos años de historia del juego. Lee Sedol, héroe nacional y campeón mundial del juego Go, se levantó de la silla desesperado.
"Yo lo llamaría... “creatividad computacional", dijo Thore Graepel mientras recordaba lo ocurrido en AlphaGo vs. Lee Sedol con el famoso movimiento 37, que ni él ni nadie le había enseñado a la máquina. Thore Graepel, participó en el desarrollo de AlphaGo, es científico investigador de DeepMind, empresa británica adquirida por Google en el 2014 por 500 millones de dólares.
Con los hechos anteriormente narrados, espero haber contestado los cuestionamientos. En pocas palabras AlphaGo tomó la información dada por el intelecto humano al momento de su creación, pensó y razonó por sí misma y llevó a cabo un movimiento nunca antes visto en un juego de más de 2,500 años.
Finalmente, ante el arma de dos filos de la IA ¿Qué o quién regula o regulará la IA?, ¿Qué o quienes velarán por nuestros derechos en controversias surgidas a partir de la IA? La respuesta es: la Propiedad Intelectual y sus respectivos operadores.
La Propiedad Intelectual o “PI”, es y será por excelencia la materia del Derecho encargada de atender, reglamentar y regular todo conflicto suscitado a partir de la Inteligencia Artificial, ¿Por qué?, porque la PI protege el intelecto humano, su mismo nombre lo dice “Propiedad Intelectual”. No olvidemos que la inteligencia Artificial se origina a partir del intelecto humano.
Debemos recordar que la PI se compone por el Derecho de Autor y la Propiedad Industrial. Por ejemplo, dentro del radio de acción de los Derechos de Autor se encuentra la figura del “Software”, medio utilizado para el desarrollo y puesta a disposición de la Inteligencia Artificial. Y por su parte la Propiedad Industrial protege entre otras cosas “Patentes”, las cuales, pueden ser el resultado de inventar e innovar a través de la IA.
La Inteligencia Artificial, tiende a estar considerablemente presente en el comercio y diría que en una escala menor es bastante práctica, tan es así que ha sido fácil llegar a ustedes con este artículo, y su lectura es bastante cómoda desde tu teléfono inteligente.
Realmente, creo que nadie está en contra de decir “Alexa”, “Ok Google” o “Hey Siri” y pedirle a una máquina que apague las luces del cuarto para no levantarnos de la cama.
Lo preocupante es que la Inteligencia Artificial se desarrolle sin ética a grandes escalas. Que se experimente con ella de manera ilegal. O que se desarrolle y accione con fines bélicos. Lo que nos preocupa no es la IA dentro el comercio, la que nos preocupa es la que está fuera de él, en la obscuridad, en lo secreto.
No importa qué tan inteligente sea la Inteligencia Artificial, mientras esta, funcione en favor de la humanidad y no en contra de ella.
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